El Otoño es la época de recoger la cosecha pero también es la época en la que las plantas hacen descender su energía paulatinamente hacia las raíces.
En preparación para el Invierno, las plantas se dejan despojar de todo aquello que ya no les sirve que transformado, será lo que más adelante las alimente. Después del crecimiento y la expansión propias del verano es ahora el momento en que las horas de luz se empiezan a acortar y comienza el viaje de vuelta y de descenso hacia adentro, hacia el centro.
Las fuerzas del Otoño ayudan a la Naturaleza a deshacerse de lo que ya no da más y a veces arrebata lo sobrante que se acumula y no deja paso a la renovación: es pues una época relacionada con la excreción, con la limpieza y la desintoxicación
En nuestro cuerpo hay dos meridianos emparejados que se activan especialmente en esta época y que regulan la excreción y la desintoxicación: el canal de pulmón (yin) y el canal de intestino grueso (yang). Los dos órganos de pulmón e intestino grueso tienen la función de tomar lo que es esencial y soltar lo que es innecesario y están asociados a la tristeza. La misma energía que corre por la Naturaleza y procura su renovación, corre a través de nuestros meridianos y dota a nuestros órganos de la misma capacidad para desintoxicar nuestro cuerpo.
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